El Presidente Ricardo Martinelli, mediante el Decreto Ejecutivo 248 del 21 de julio de 2,009, plantea un giro de 360º a la política migratoria panameña, al implementar la medida de que “toda persona sin importar su nacionalidad que posea Visa debidamente expedida por los Estados Unidos, Australia, Canadá, Reino Unido y de cualquiera de los Estados que conformen la Unión Europea y la haya utilizado por lo menos una vez para ingresar al territorio del Estado otorgante podrá ingresar al territorio nacional”.
Para que el amable lector tenga una idea ilustrada de lo que representa esta medida y sus efectos prácticos, nos resulta obligante hacer una breve referencia histórica que nos lleva al año de 1927 cuando bajo la Presidencia de Rodolfo Chiari se expide el Decreto 63 de 18 de septiembre, que se hizo con el propósito de contener la corrupción que se daba en materia de ingresos al país de las llamadas nacionalidades restringidas. Desde esa época, este tema ha generado una estela de corrupción y tráfico de influencias, en los diferentes Gobiernos que se han sucedido.
Al haberse expedido este Decreto podemos resumir lo siguiente: 1- se adopta una medida práctica y más segura, 2- elimina la discrecionalidad del funcionario en turno, 3-se establece por primera vez un criterio real de política del Estado en esta materia.
Con el Decreto 248, se supera en parte una práctica migratoria conocida bajo el nombre de “Visas Autorizadas” cuyo trámite está envuelto en una serie de requisitos y procedimientos dirigidos a los nacionales de aquellos países con los cuales el Estado Panameño no tiene suscritos convenios de supresión de visado de turismo, cuyos resultados han sido una sumatoria negativa. Esto es así debido a que este trámite no se ha basado en procedimiento de ley, carece de seguridad jurídica, no responde a una política del Estado sino de los intereses particulares, y se aleja de las prácticas más elementales del derecho administrativo.
Esta medida inicial que en materia migratoria ha tomado el señor Presidente, nos sitúa en un mejor escenario con perspectivas más serias en cuanto a la promoción del turismo y los negocios.
La temática migratoria panameña, por su complejidad y las repercusiones que tiene en la sociedad, debe obligatoriamente guiarnos a incluirla dentro de la agenda de los asuntos más prioritarios a ser tratados y regulados con mayor exactitud y coherencia por el Estado.
* Especialista en Derecho Migratorio.